Hoy tenemos que lamentar la pérdida de Joaquín Carbonell. Cantautor, escritor y periodista, es uno de los máximos exponentes de la nueva canción aragonesa junto a José Antonio Labordeta y la Bullonera. Deja tras de sí una extensa obra tanto musical como literaria y otros muchos proyectos que se quedan comenzados puesto que Joaquín fue un creador infatigable y no dejaba de producir constantemente. La muestras de dolor han sido muy numerosas y han llegado desde todos los estamentos de la sociedad tanto aragonesa como española. Desde el presidente de Aragón, Javier Lambán, a los representantes de los demás partidos políticos pasando por el presidente del gobierno Pedro Sánchez, todos se han hecho eco de la terrible noticia. Amigos y compañeros del mundo de la música, del periodismo y de admiradores en general tendrán la oportunidad de despedirse del genio de Alloza mañana día 13 en la capilla ardiente que el Gobierno de Aragón instalará en el museo Pablo Gargallo durante todo el día.

Joaquín contrajo el maldito virus en julio y pasó 47 dias en la UCI del Hospital Universitario Lozano Blesa donde finalmente fallecería, hoy 12 de septiembre.

Personalmente, para mí, representa una gran pérdida puesto que además de ser su productor musical y músico de directo durante más de 25 años, teníamos una relación de amistad, con estrecho contacto casi a diario. Es tremendo el vacío que deja Joaquín. Estábamos muy ilusionados con el proyecto de sus 50 años en los escenarios, el cual incluía el disco libro grabado en directo y una posterior gira que quedó anulada primero por la llegada de la pandemia y finalmente por la desaparición de Joaquín.